La corrupción es verdaderamente un flagelo en nuestras economias y desarrollo, perjudicando asi a los esfuerzos para mejorar la calidad y el nivel de la vida de los ciudadanos.
La corrupcion va más allá de abordar un problema específico como el de la corrupción; incluyen decisiones y compromisos, sino más bien, es prevenir y eliminar un mal que aqueja a todas las naciones, y que afecta a las relaciones entre los ciudadanos y entre éstos y las autoridades.
La eliminación de la corrupción no es imposible. Sin embargo, es sin duda una tarea difícil que requiere de voluntad política firme y un deseo compartido por parte de nosotros como ciudadanos,los recursos necesarios para el desarrollo de los pueblos no sean sustraídos por la
delincuencia y la corrupción.
Es una tarea que también requiere gran determinación: la determinación para combatir
tanto la criminalidad como sus causas; la perseverancia para cambiar las prácticas perjudiciales arraigadas en una inercia de raíz profunda y de larga data; y la perseverancia para crear una nueva cultura de la legalidad basada en la confianza, la transparencia, la rendición de cuentas y la certidumbre en cuanto a la aplicación efectiva de la ley.
Al fortalecer la lucha contra la corrupción estamos también fortaleciendo
los esfuerzos para combatir la pobreza, la exclusión, la desigualdad y la injusticia, y estamos recalcando que, tanto en teoría como en la práctica, el Estado existe para proteger al pueblo y asegurar el establecimiento de las condiciones.
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